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Lo que la pandemia me dejó: Capítulo 4

25/junio/2020


Nick no se presentó.


Pocos días antes del encuentro lo platique con mis amigos, quería saber su opinión, me emocionaba conocerlo, sin embargo, al comentárselo, una ligera sensación de incomodidad se plasmo en sus rostros.

- ¿Qué sucede? – les pregunté consternado ante tal reacción.


Me dijeron que era sospechoso, Nick no tenía muchas fotos en sus redes sociales y las que tenía estaban fechadas de hace más de tres años, no obstante, cuando yo reconocí esa rareza, le pregunté, dijo que no era muy fotogénico y por eso no subía contenido de él a sus redes, ¿no es raro verdad?


Con el paso de los días mis amigos siguieron en desacuerdo con la cita que tenía, temían que me secuestraran, sacaran mis órganos o algo muchísimo peor, como terminar esclavizado, obligado a hacer cosas en vida que me hagan desear la muerte, claramente sus ideas me perturbaban bastante y me dejaban pensando todas las noches al grado de tener pesadillas donde Nick se convertía en un monstro. Esa incomodidad fue creciendo y de poco en poco comenzaba a tardar en responder los mensajes, no me veía con ánimos de hablar y la información que ya le había compartido me carcomía la conciencia.


Una noche en las que acostumbrábamos a charlar por horas Nick me preguntó que sucedía y decidí contarle la verdad que se asomaba en mis pensamientos… Se río sin control al leer la sarta de tonterías que tenía en la mente, me aseguro que no era una mala persona e inclusive me envió un foto de él, donde su piel se veía pálida y sus ojeras asemejaban las de una persona enferma.


Decidí no preguntar más, era noche y muy en el fondo me aterraba que mis amigos tuvieran razón y me haya metido en un lío más grande del que me hubiera imaginado.


Los días siguientes comencé a indagar, Facebook, Instagram, Twitter, es internet, debía existir algo acerca de Nick que haya omitido todo este tiempo, pero desgraciadamente mis investigaciones no rendían frutos y el día de conocernos se acercaba.


El día de la salida, invité a mis amigos, ellos pasearían por los lugares aledaños al café en el centro donde quedamos de vernos, mi ubicación se compartiría en todo momento y a la media hora quedaron en marcarme ya sea para saber que estoy bien o corrieran a buscarme.


Me alisté, salí con el corazón en la garganta y las manos sudorosas al lugar del encuentro, pero Nick nunca llegó. Una parte de mí se alegró infinitamente de no verlo y otra se aterró al saber que era posible que Nick no era quien decía ser.


Al regresar a mi casa, recibí un mensaje de Emilio, mi amigo y decía:

- Checa este link, ese es Nick –


Mi sangre se fue hasta mis pies cuando abrí el link.


Nota: Ten cuidado con el acceso a internet, es otra cosa que aprendí en la pandemia.










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